La rosácea es una afección cutánea frecuente que provoca enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles en la cara. También puede ocasionar bultos pequeños y rojos llenos de pus. Estos signos y síntomas pueden brotar durante un período de semanas a meses y luego disminuir por un tiempo. La rosácea se puede confundir con el acné, una reacción alérgica u otros problemas de la piel, puede afectar a cualquier persona. Siendo mas frecuente en mujeres de mediana edad con piel blanca.
Los signos y síntomas de la rosácea pueden incluir los siguientes:
Un número de factores pueden desencadenar o agravar la rosácea al incrementar el flujo sanguíneo a la superficie de la piel. Algunos de estos factores son los siguientes:
Bebidas calientes y comidas picantes, alcohol, temperaturas extremas, luz solar o viento, emociones, ejercicio, cosméticos, fármacos que dilatan los vasos sanguíneos, incluidos algunos medicamentos para la presión arterial, genética, pieles grasosas, factores endocrinos . La etiología y patogenia de la rosácea aún no se conocen con exactitud. No obstante, los hallazgos clínicos prominentes tales como el enrojecimiento facial, el eritema persistente y las telangiectasias sugieren fuertemente que está involucrada en su patogenia una respuesta regulatoria aberrante de la vasculatura dérmica superficial que conduce al edema y a la inflamación. Entre los gérmenes relacionados con esta enfermedad se ha implicado al Demodex folliculorum.
Diagnóstico
Los pacientes tienen una forma de ser de su piel caracterizada por la tendencia a la rubefacción y la dilatación vascular, en forma de telangiectasias (capilares), con o sin lesiones en forma de pápulas o pústulas (granitos o bultos dolorosos). Es más frecuente en las mujeres, y más grave en los hombres, y aparece entre los 20 y los 60 años. Afecta mucho a la zona de la nariz y los pómulos. En casos de duda con otras enfermedades de la piel, el dermatólogo puede indicar la toma de una muestra para biopsia
Tratamiento
El control de los factores desencadenantes es esencial para abordar la enfermedad: evitar el sol, el calor, la sofocación, el alcohol, el chocolate, los alimentos ricos en especias, u otros factores individualizados (pueden variar entre unas personas y otras). Algunos de ellos, como los cambios de temperatura, son difíciles de evitar. Algunos pacientes, conociendo su piel, trabajan en zonas frescas o se protegen del sol con gorras o sombreros. Existen múltiples tratamientos tópicos y sistémicos que serán indicados por su dermatólogo dependiendo el grado de afectación
Dra Elizabeth Paris Valencia, Carabobo.